La Educación del Valor

Corrupción, mentiras, intrigas… pérdidas de tiempo y recursos importantes que pueden afectar a la totalidad de la población de nuestro país. Pareciera ser que ya todos asumimos el robo como un hecho común… nos arreglamos el medidor del agua, de la luz, nos colgamos del cable… ¡y así la lista es interminable! ¿Cómo le vamos a pedir más a los políticos? Hijos de esta tierra igual que nosotros, y más encima con acceso a tamañas sumas de dinero… ahí, donde la mano alcanza. Y cuando llega al poder uno limpio, uno de verdad convencido de sus IDEALES, lo tildamos de inocente, de rareza… y no lo pescamos, porque… ¿qué tiene que hacer un idealista en este cuento? ¡Se lo van a comer por las patas! Dicen todos. ¡Y nadie le da el voto! ¿Por qué? Porque es casi siempre el candidato más “débil”, y todos queremos ganar, aunque sea en una elección. Pero… ¿qué ganamos? Decir “voté por el candidato vencedor”, obviando el hecho de que hemos dejado pasar una nueva oportunidad de cambiar la forma en que se manejan las cosas, y sin jamás darnos de verdad por lo que queremos, o por lo que creemos. Hasta cuando tanta farsa, señores… este “mundo agitado” como lo llaman los que se dan de sabios, o los de más edad, esta agitación que nosotros no percibimos porque estamos insertos en ella, porque así nacimos. Este mundo actual con sus sobredosis de sedantes y su carencia de convicciones, con supermercados atestados de cosas que no necesitamos y esta falta, que parece hambruna, de sentimiento y pasión, de fuerza y de fe. Se nos olvidó decir por favor, gracias, buenos días. Dejamos pasar una mentirita porque era pequeña, y una falta por su poca relevancia. Nos volvimos CONTEMPLATIVOS, entes faltos de la fuerza necesaria para de verdad tomar el toro por las astas y hacer algo de nuestras vidas. ¿Respeto? Nos perdemos el respeto a nosotros mismos todos los días. Implacable y paulatinamente, imperceptiblemente, nos vamos quitando agallas, y nos ahogamos en un mar de cuentas y de cosas sin sentido… dignos hijos del sistema consumista en el que estamos insertos. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por alguien más? Y por favor sé sincero. No valen las veces en que sentiste reconfortado tu ego por la buena acción. Voy a la acción desconsiderada, por el simple hecho de saber que está bien. Nos falta recordar que somos humanos, y no máquinas productoras de papel, que podemos dar aunque no tengamos y recibir aunque poseamos todo. Eso es lo que hace falta en nuestro sistema educacional… el Ministerio, en vez de incluir el chino mandarín, debería instar a los profesores a premiar el valor, el coraje, la veracidad, la rectitud en el carácter. De nada nos sirve un genio matemático si no tiene un propósito más allá de hacer dinero con su saber. O si decide diseñar un arma que acabe con sus propios hermanos. No, no, así no se puede. Bueno… no sé con qué moral hablo de estas cosas… cuando yo también caigo en ellas de cuando en cuando. Cambiemos el mundo, cambiemos su rumbo.


Pía Wiche